Se trata de la utilización de Kinect para mantener la sala de operaciones como un entorno esterilizado, libre de organismos que puedan afectar a la salud del paciente y le hagan contraer infecciones.
La idea es que gracias al mando inalámbrico se realicen determinadas tareas sin salir del quirófano, como puede ser la búsqueda de información sobre el estado de un paciente en un ordenador.
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